Hola querido oyente, estoy aquí de nuevo. Es verdad, quizás sea demasiado pronto. Al fin y al cabo, solamente han pasado seis meses desde que publicase mi primer LP, “Subtle Atmospheres”. En cualquier caso, puede ser una buena idea lanzar un nuevo single ahora que la primavera empieza a agitar nuestros aletargados cuerpos. Un par de nuevas canciones con las que espero que disfrutes.

Son diversos los motivos que me llevan a publicar una nueva entrega aunque, en primer lugar, lo admito, está mi necesidad irresistible de desenroscar el tapón y liberar así un par de “nuevas atmósferas”. Digo “nuevas atmósferas” porque estas dos nuevas canciones aspiran a ser una reminiscencia de lo que habéis escuchado durante estos meses. Son, como todo lo que he hecho hasta ahora, un pedazo más de mi universo. Ambas tratan sobre personas que me he cruzado, cuentan cosas de mi y de mi periplo vital.

Detrás de este nuevo lanzamiento hay más motivos, por supuesto, aunque por momentos descubro y reconozco que este nuevo single no es más que una excusa para hacer lo que me gusta una vez más, rodeado de todas las maravillosas personas que me ayudan día tras día a seguir creando y creciendo mientras hago lo que más me gusta. Por eso, ahora quiero hablarte de ellos y de las canciones:

Everybody’s Lover data de ese periodo realmente efervescente llamado adolescencia. Recuerdo haberla escrito con 17 años y creo por fin haberla elevado a su máxima expresión cerca de una década después (así es la vida). Me temo que la culpa de esto la tienen la irremediable madurez adquirida, una banda de virtuosos tocando en directo y el inestimable y magnífico trabajo de Ramiro Nieto y Martí Perarnau en la producción. Se trata de una canción dulce y de dinámica reposada, y por eso creo que es el tema que más puede recordarte a las atmósferas sutiles del LP. Tras muchas escuchas, sigo emocionándome con el solo de “hammond” de Sergio Valdehita, los redobles de entrada de Lete G. Moreno y la sobriedad del bajo de Rodrigo García. Todos aderezados por una maravillosa guitarra “funky” en el estribillo tocada por mi primo, David Rubin, con quien tuve el gusto de contar esta vez. En lo que a mi respecta, me encargué de poner la voz, de hacer sonar mi Gibson Les Paul Deluxe y de las guitarras acústicas de 6 y 12 cuerdas. Por su parte, Ramiro redondeó el tema con unos coros “marca de la casa” y unas percusiones.

En el caso de Tony Higgins, no hace falta remarcar que estamos sin duda ante una canción que toma como punto de partida unas coordenadas distintas. Se trata de un acelerado blues cuyo título responde al nombre de un singular “bluesman” que conocí durante mi etapa en Leeds y sus noches de música en The Duck & Drake. Sus interpretaciones únicas de temas clásicos con su armónica, así como su peculiar y entrañable personalidad, inspiraron la letra de una canción cuyo ritmo frenético al son de un riff de guitarra eléctrica refleja a la perfección el estilo de Tony a la armónica. Ataviado un servidor en esta ocasión con mi Gibson ES-335, el mencionado riff que interpreto se apoya en la cadencia pesada de bajo y batería y se ve aderezado por una psicodélica guitarra de fondo tocada de nuevo por David Rubin. Para este tema además, Valdehita cambió su hammond por un oscuro Rhodes y Ramiro volvió a hacer de las suyas con la percusión y la producción (ésta última junto a Martí), para ayudar a darle al tema su forma final.

Mención aparte por su papel en todo este proceso merece la maravillosa persona que siempre me acompaña: Cecilia. La portada es de nuevo obra suya, pero su aportación a este proyecto, como todos los que me conocen saben, trasciende a todos los ámbitos tangibles. Sin ella no estaría escribiendo esto, porque jamás hubiera grabado estas canciones. Por ello es mi verdadera inspiración. Y qué decir de mi familia… Estoy eternamente agradecido a su inasequible e incansable apoyo en esta lucha que hoy en día supone simplemente querer compartir tu música. Siempre que “miro atrás” (“Look Back”), ya sea a Leeds o a mi más tierna infancia, allí están.

Seguramente habrá quien diga que Everybody’s Lover y Tony Higgins son la noche y el día, que no me aclaro… Sin embargo, no creo en los estilos, sino en la identidad, y estas canciones, con sus diferencias y sus muchos puntos comunes, son para mi la prueba tranquilizadora que me ayuda a constatar que sigo perseverando en la única razón de ser de Moses Rubin: ser yo mismo a través de mi música.